Revista «Lebenskunst» Año 1912

by David Gil

Artículo de la Revista «Lebenskunst» (El arte de la vida) Año 1912, Número 9
Autor: Paul Liberner, Munich.
Traducción: David Gil

¿Debemos tomar en serio la Dieta Curativa de Arnold Ehret de Lorcano?

Nuestros tiempos se hacen fascinantes por una plétora de curas de ayuno voluntarias e involuntarias, atribuyéndoles no sólo la panacea para la glotonería, sino también la salvación de cualquier otra carga que aflija al cuerpo o la mente.
Algunos médicos, que normalmente están orientados científicamente, ya han comenzado a recomendar el ayuno a sus pacientes como una manera barata, pero eficaz para la salud.

El maestro de este nuevo movimiento es Arnold Ehret de Locarno. Sería blasfemo calificar este movimiento de herejía, porque todos los verdaderos santos de la Iglesia Católica hicieron extensos ayunos.
Por supuesto, incluso antes de él, ya se conocía el auto-castigo físico y la abstinencia, así como los artistas del hambre que “engordaban” su monedero a través de demostraciones al publico, por lo que el ayuno ha existido desde hace bastante tiempo.

Pero el profesor Arnold Ehret ha elevado el arte de ayunar en la dimensión del experimento científico realizado en el laboratorio de su propio cuerpo. Él ha traído la estructura y el propósito a este arte curativo que, hablando en general, es simple pero profundo en su potencial para la curación radical y las consecuencias peligrosas.

En repetidos experimentos de ayuno Arnold Ehret ha demostrado a un gran público la validez de este “único método de curación”. Ayunó en un centro cerrado y supervisado por un notario durante 49 días en la ciudad de Colonia. Para la multitud de lectores de su libro “Personas Enfermas”, este experimentador único describe su propio proceso de curación que lo transformó de una persona enferma acechado por la muerte a una persona completamente curada mediante ayuno sistemático y nutrición adecuada (preferiblemente fruta).

Ehret pronto se convirtió en un bien conocido y muy buscado orador que reunió un gran seguimiento de amigos y aficionados por allá donde iba. Sus seguidores exigieron la palabra viva y en persona y Ehret respondió con talleres y una gira de conferencias por Alemania después de una gira similar y muy exitosa por Suiza el año pasado.

Su primera parada fue Munich, justo en medio de la temporada dedicada a la cerveza, que coincide con la cuaresma. Fue el primer “sermón sobre ayuno” de Ehret bajo el título “La Cura para los Incurables”. Los ciudadanos de Munich llegaron en masa, cambiando temporalmente los actos dedicados al consumo de cerveza por las palabras del apóstol Arnold Ehret sobre la salvación de la enfermedad por medio del ayuno. Ellos también llegaron a asistir en su segunda conferencia llamada “¿Son todas las enfermedades curables?” Y también se inscribieron en los talleres durante las siguientes tres semanas.

Munich, la capital mundial de la cerveza, nunca antes había visto un acontecimiento de este magnitud, este desvío a las masas del “cervecismo” al “ehretismo”, donde el apostol de la salud se atrevía a mencionar los principios por lo que la cerveza no está recomendada para el organismo. La audiencia tan numerosa que asistió, aguantó hasta el final de las conferencias.

El publico tenia más que una simple curiosidad. Su interés era autentico, su anhelo de un mensaje con verdadero valor llenaba en esencia la necesidad humana.

Las conferencias que ofrecía al público estaban tan llenas de información útil, que fue comentada extensamente por los periódicos locales. Los talleres más privados resultaron ser fuentes valiosas de sabiduría eterna.

Ehret resuelve las cuestiones más simples y complejas de cómo vivir una vida sana con una elocuencia brillante y convincente. Es un orador excelente y original, convenciendo a otros de porque él mismo está tan convencido de sus enseñanzas. Se ve radiantemente sano, y fascina a su público desde la primera hasta la última palabra. En todas sus conferencias, Ehret, apunta a una verdad cardinal: “Una autentica persona sana es capaz de experimentar todo en su verdadera belleza y magnificencia, ¡hágase realmente saludable!”. A pesar de densas semanas de conferencias, ¡la audiencia nunca se cansó! Las personas “enfermas” y las personas “sanas” fueron retratadas desde perspectivas cada vez más nuevas, y sus discípulos y oyentes comprendieron cada vez más que Ehret, el gran maestro del ayuno, estaba respaldado por una verdad eterna e innegable.

Cada sesión fue seguida por un período de preguntas y respuestas. Ehret proporcionó respuestas, incluso para las preguntas más difíciles, y sorprendió a su público con una lógica original, precisa e indiscutible. Algunas preguntas condujeron a respuestas algo incómodas e inadecuadas para los que preguntaron.

Había médicos entre la audiencia. Aunque no podían oficialmente estar de acuerdo con él, reconocieron su trabajo y sus experimentos empíricos, que fueron realizados en su propio cuerpo.

Sería interesante que los críticos de Ehret asistieran a algunos de sus talleres. Curaría su escepticismo o al menos lo modificaría. Ehret no es un “mucusmaniatico” como es retratado a veces. Ciertamente hace distinción entre la formación de la mucosidad necesaria y la mucosidad patológica. No pretende apoyar que es la única causa de todas las enfermedades, pero lo ve como la causa principal, que está presente en casi todas las enfermedades. Ehret tampoco se ve a sí mismo como el “emperador” del ayuno, sino que afirma haber traído el sistema, la estructura y el objetivo a este antiguo método de curación, elevándolo así a un método de curación legítimo para nuestros tiempos. Los enfermos curados de enfermedades graves confirman su elección de este método tan eficaz.

Tal vez Ehret podría ser llamado “repetitivo”, pero sólo por alguien que no ha estudiado sus teorías y no las ha practicado. En el procedimiento de diagnóstico terapéutico, Ehret se centra mucho menos en el nombre de la enfermedad que en la condición de la víctima. ¿No es cierto que un simple catarro o el resfriado común puede matar a una persona si el sistema inmunológico del cuerpo es débil? ¿Y tampoco es cierto que las enfermedades más graves son superadas fácilmente por una persona con una condición fuerte y llena de vitalidad?

Tenemos que admitir con seguridad que del ayuno es la más alta terapia curativa y debe ser utilizada en primer lugar antes de las diversas terapias y remedios agotadores de la medicina naturopática, aunque Ehret no es que esté en contra de estos otros métodos naturales de curación.

Todavía no sabemos si Ehret sólo apunta a la salud fisiológica o, por lo que se escucha a traves de sus discursos, parece tener metas espirituales más elevadas. Encontraremos más información sobre sus puntos de vista sobre el tema en su próximo libro “Das Buch vom gesunden Menschen” (Sobre las Personas Sanas). Mientras tanto, los seguidores de Ehret lo escuchan con una mente crítica. En Munich sus seguidores crecieron por cientos de personas y se espera que crezca aún más en las ciudades Nuremberg, Leipzig y Dresde.

El arte de Ehret se oculta entre las líneas de sus libros y no puede reducirse a “una dieta que se ajuste a todos y que solucione todos los problemas”. Una persona enferma está en el centro de su propio proceso de curación y el enfoque individualizado es esencial. La autogestión de la salud debe ser realizada con precaución. Ehret es la última persona que quiere reemplaza al medico experto en ayuno del lecho del enfermo.

Ehret necesita ser tomado en serio después de sus experiencias en Munich. Nos parece estar de acuerdo con el Dr. Katz de Stuttgart cuando evalúa su trabajo: “Tales éxitos de sanación desafían los fundamentos de los métodos de la medicina moderna y de los métodos alopáticos, tendrá que cambiar si no quiere perder mucho terreno con el público”.

Gracias, amado huésped,
Eres más que palabras para nosotros,
Nos trajiste la vida,
Así que la vida puede dar más vida.
La llama sigue activa.
Lo proclamemos para siempre,
Para elevarse con las enseñanzas de Ehret,
Por encima de los demonios de la codicia,
Hacia el néctar de los dioses.
Te saludamos, nuestro maestro más querido,
Y partimos contigo hoy,
Pronto sin toxinas, sin mucosidad y sin pus,
De acuerdo con tus sabias palabras y enseñanzas,
Nos reuniremos contigo de nuevo.


Traducción al español del texto original por David Gil para www.arnoldehret.info.

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